Combinación de reflexión aguda, inteligencia y lenguaje para radiografiar la insignificancia del ser humano ante el Universo

Dos de los principales protagonistas de Cero K (el tercero es el propio narrador) se enfrentan con la muerte entregándose a ella. Desean que los "induzcan químicamente a expirar" y los congelen en un moderno y ultrasecreto compejo criogénico para resucitar en el futuro, cuando una técnica aún sin desrrollar permita la regeneración celular aplicando nanotecnología. La novela arranca de un modo parecido a Cosmópolis (2003), El hombre del salto (2007) y Punto Omega (2010), en las que predominan las reflexiones casi abstractas sobre la identidad propia y su destino. DeLillo desarrolla una sucesión de acontecimientos y un entramado emocional que produce cierta sensación de angustiosa enajenación en el lector. Sentimientos que pueden acercarse a conceptos como "vacío" o "vértigo" son suscitados de forma magistral por el novelista, que se toma su tiempo en la creación de atmósferas y descripción de lugares en los que atrapar al incauto visitante, de la mano de su "alter ego" Jeff Lockhar, el personaje narrador. La tesis que plantea Cero K, la posibilidad de sortear la angustia existencial dando un rodeo en brazos de la ciencia es contestada por el autor mediante las reflexiones que, a modo de conclusión de la peripecia vivida, comparte Jeff al final de la novela. /// Manuel Pérez Lourido nos habla hoy en entrelineas.org sobre "Donald Richard DeLillo: El hombre y el desafío de la muerte" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/donald–richard–delillo

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