Ha sido sin duda un viaje divertido y, al fin y al cabo, me tenía entretenido totalmente, ¡al cien por cien!
¡Vaya!, ¡por fin se acabó! Todavía no me puedo creer que este martes que viene no vaya a estar a la espera de un nuevo episodio de Perdidos. Tampoco estaré esperando otra temporada el año que viene. Es todo tan surrealista, o quizá es por la falta de sueño después de dos horas de resúmenes, dos horas y media del último episodio, y caer en la trampa de ver Jimmy Kimmel Live! de las doce hasta la una de la madrugada. Ya tengo casi 40 años y sin dudarlo ni un momento puedo decir que este ha sido el final televisivo más grande que siempre he querido ver. Del desenlace han hecho una chapuza considerable, pero aún así estoy contento de haber dedicado tanto tiempo a ello, tanto la noche pasada como los últimos seis años. Muchos de nosotros esperábamos recibir respuestas, y el episodio final nos dio muy pocas. ¿A qué se referían los números? ¿Por qué las mujeres no podían dar a luz en la isla? ¿De qué iba esta serie en realidad? Ninguna de esas, ni otras tantas preguntas, han sido hábilmente r