Tras el asesinato del congresista Leo Ryan en el aeródromo, después de ser atacado con un cuchillo por un miembro del Templo
No es extraño que las teorías conspiratorias hayan florecido, ante las preguntas sin respuesta de la masacre de Jonestown. Una de las más populares es la que relaciona a Jones con la CIA, a pesar de ser un comunista convencido. Se habla de sus años en Sudamérica, los viajes a Cuba, la frecuencia de radio que usaba, la cesión de una sinagoga a su iglesia en Indiana y hasta los monos que vendía entonces. Todo ello presenta a Jones como un cínico que utiliza el discurso socialista para infiltrarse en medios radicales y acabar facilitando la muerte de un político con tantos enemigos como Ryan. Otras teorías son tan estrambóticas que presentan a Jones como todavía vivo, aunque su cuerpo fuera incinerado y arrojadas sus cenizas al mar. Lo que es evidente es que no está claro si fue un suicidio masivo, a pesar del cianuro en una bebida que no es el famoso Kool–Aid de la expresión que luego se hizo famosa. Era una versión barata de otra marca disponible en Guyana. La original es una mezc