Según JimJones primero tenían que reconstruir el Paraíso. Y eso costaba dinero.
Jim Jones pidió al predicador afroamericano Archie Ijames que se encargara de la construcción, dada su experiencia como carpintero y administrador del Templo, además de fiel colaborador del pastor desde sus inicios en Indianápolis. El no estaba muy dispuesto, a causa de su esposa, que se quedó en California. Ijames y el abogado del Templo, Gene Chaikin, presentaron el proyecto al gobierno de Georgetown, firmado por Ijames. Al salir de las oficinas, le anunció a Chalkin que, ya que él aparecía como director legalmente, lo iba a ser en realidad. Cuando Jones se enteró, le acusó en una reunión de hacer alianzas por su cuenta. Y sacó a la luz un antiguo asunto del predicador afroamericano con una chica de Indiana. Era siempre el arma de Jones, cuando no podía comprar a alguien, le acusaba de algo impropio, sexualmente. Nunca fallaba. Siempre tenía el efecto deseado. A la mañana siguiente mandó a los Touchette, padre e hijo, una familia de Indiana que había seguido a Jim Jones a California.