Robert Bresson ya había trabajado con textos de Dostoievski en otras películas y siempre se consideró un gran admirador del autor ruso
–No puedo entender cómo hay gente que afirma que Dios no existe ¿Qué significa eso? ¿Todo es natural [material] para ellos?– le pregunta Bresson a Schrader. En su –búsqueda de la verdad–, Bresson afirmaba ser un –ateo cristiano– y hablaba de Dios para referirse a lo trascendental e inexplicable, al verdadero misterio de la vida cuya presencia sólo podía atisbar alejado de todo el materialismo que le rodeaba. Pero curiosamente, a través de sus historias de redención, su cine apunta a una verdad mucho menos enigmática, al Dios que encontramos en La Biblia, al misterio revelado: Cristo Jesús y su obra redentora. Como ocurre con los protagonistas de Bresson, el texto bíblico nos afirma que todos nosotros también nos hallamos prisioneros del orgullo que intenta justificar nuestro pecado y de la culpabilidad que todo ello conlleva. En lugar de humillarnos ante la verdad y la bondad del que no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca (1 Pedro 2:22–23), le crucificamos y como Michel, intentamos huir torpemente del castigo que merecemos (Romanos 6:23). Por eso, al leer el Nuevo Testamento descubrimos –el asombro del perdón–, como dice José de Segovia. En la cruz de Jesús de Nazaret la frialdad de nuestro corazón se levanta y su luz resplandece como un glorioso amanecer (Isaías 60:1). En Cristo, Dios mismo ha visitado las prisiones del alma humana y ha cumplido su condena, haciéndose obediente hasta la muerte para volvernos hacia él (Filipenses 2:8). ¡Qué extraño camino! Es la sorpresa de la gracia. /// Dani Sazo nos habla hoy en entrelineas.org sobre "Pickpocket y la sorpresa de la gracia en Robert Bresson" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/pickpocket
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