Las autoridades habían favorecido todo tipo de iniciativas para fomentar el desprecio, la burla y el ridículo contra los negros

Cuando Jack Chick entra por primera vez en una iglesia evangélica lo hace a mediados de la década de 1950s. Los creyentes no están ya preocupados por el mal que puede proceder de los órganos. Digamos que estaban preocupados justamente por todo lo contrario. Los creyentes apenas podían entonces dar crédito a sus ojos y observaban cómo la música religiosa perdía toda la atención que ganaban los músicos negros en las calles, la radio y por supuesto la industria discográfica. Las primeras acciones de oposición al rock están precisamente marcadas por esa preocupación económica. Puedes encontrar en Internet decenas de variaciones de estas advertencias basadas en el factor económico: –Los negros son ahora los jefes de la ciudad, ¿podría ser peor?". –¡Aviso! ¡No compréis discos de negros!– –decían los amenazantes carteles del Citizens Council of Greater New Orleans. –¡Llama a los anunciantes de las estaciones de radio y pon tu reclamación!–. El cartel más sofisticado de aquella década identifica claramente cuánto había influenciado está época sobre la mentalidad de Jack Chick. El diseño incluía una calavera atravesada por una espada ensangrentada, un coche lleno de jóvenes conduciendo a toda velocidad y el alarmante texto de: –El rock and roll es la música del Diablo, ¡CUIDADO!, su ritmo vudú es hipnótico y su temerario baile conduce a los jóvenes a las ardientes profundidades del infierno!–. /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre "Ángeles o demonios en la música rock y el pánico al satanismo de Jack Chick" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/angeles–de–jack–chick

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