Lo que no entiendo hoy, ahora mismo, conmocionada por Philip Kerr, es su absoluta falta de redención

Es cierto que llevo unas semanas un poco sensible, es verdad. Posiblemente, si hubiera leído esta novela hace un mes, primero, no la habría leído (porque es ahora cuando me ha dado por leer compulsivamente novela negra) y, segundo, no me habría afectado tanto su violencia. Me acabo de dar cuenta de que ha cambiado mi perspectiva de la vida radicalmente, y no consigo coincidir con los gustos de los demás, sobre todo con los gustos de algunos escritores que pretenden congraciarse con los lectores no sé muy bien por qué: el sexo no debe ser atropellado ni desconocido, los asesinos a sueldo deben ser amables y la violencia requiere una justificación. No soy de las que piensan que la violencia no es necesaria nunca. Hay muchas clases de violencia. Por ejemplo, no hubiera estado mal darle un par de collejas a Stalin de pequeño. O a Hitler. Quién sabe. No creo que se hubiera llegado a mucho en la conquista de Jericó con diálogo y diplomáticos. Y el mismo Dios se llama a sí mismo Señor de los Ejércitos. No es por nada. Pero aunque la violencia, en su justa medida, tiene su lugar en el mundo, lo que no entiendo hoy, ahora mismo, conmocionada por Philip Kerr, es su absoluta falta de redención. Ni consigo quitarme de encima la extraña sensación de que Kerr se ha esforzado mucho por hacerse el duro. No tiene nada que ver con contar una historia difícil de contar. Uno puede ser duro, puede ser extremadamente honesto e incluso desagradable, pero eso no tiene por qué significar que los personajes se muevan por el mundo como si el alma no fuera más que un invento de los centros comerciales. Es cierto que ambientando una novela en la Alemania de 1936 llena de agentes de la SS y de la Gestapo se puede esperar encontrar crueldad, dureza y muerte. No critico el argumento, ni la narración. Son impecables y originales. Su narración no deja de tontear con uno de esos monólogos tan modernos de la stand–up comedy estadounidense, lo cual es algo que funciona asombrosamente bien para ser una historia ambientada en la (...) /// Noa Alarcón nos habla hoy en entrelineas.org sobre "Philip Kerr: Hacerse el duro: Violetas de marzo" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/philip–kerr

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