El hambre de poder nace de esa inseguridad por la que nos sentimos huérfanos y perdidos en este mundo

En el 2004 Crichton se hizo famoso por una polémica acerca de su novela –Estado de miedo–, que atribuye el calentamiento global, no a la actividad humana, sino a la especulación de un grupo de científicos que producen desastres naturales. Es por eso que Bush alabó el libro y Crichton fue criticado por recibir un premio de los geólogos petrolíferos americanos. Autor de –La amenaza de Andrómeda–, –Coma– y –Westworld–, dirigió incluso la versión cinematográfica de estas dos últimas. La idea del parque temático aparece ya en esta última historia, que es una popular serie de HBO. –Parque jurásico– pone en evidencia la ilusión de creer que podemos controlar la naturaleza. La lectura ecológica que se le ha dado a veces a esta historia, no concuerda con la idea de Crichton, que veía el movimiento verde más como una religión, que como el resultado de la observación científica. Como Frankenstein, Hammond se propone recrear la vida, en este caso por medio del ADN, mientras que el Dr. Malcolm le advierte que la naturaleza es impredecible. Como todas las utopías, se desarrolla en una isla, que se convierte en distópica, como –El señor de las moscas–, cuando el entorno paradisiaco en vez de mostrar la bondad innata del ser humano, lo que revela es la oscuridad de su corazón. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre "El reino perdido de Jurassic Park" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/jurassic–world

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