El sheriff Reno Bartolomie había observado la buena influencia del Templo en apartar a jóvenes de la droga

Las reuniones no eran todas discusiones administrativas. También había una especie de sesiones de seudopsicoterapia para poner de relieve las debilidades de cada uno. Buscaba especialmente conocer los intereses y practicas sexuales de algunos, para explotarlos luego de forma despiadada. No sólo había –matrimonios abiertos– en la iglesia. También era habitual la bisexualidad y la homosexualidad. Todo cabía en la iglesia, pero Jones era –el gran amante–. Esa devoción a Jones se hace ciega un domingo de 1971. Los músicos estaban afinando los instrumentos para el culto de las once de la mañana, cuando tras un silencio, Jones subió al púlpito entre aplausos, como solía hacer. Llevaba una túnica sobre un suéter con cuello de cisne blanco. El mechón de cabellos le caía sobre la frente y sus ojos se escondían detrás de sus gafas oscuras. Se sentaba en un taburete alto de bar, aunque parecía que estaba de píe. Sus mensajes solían ser algo impresionistas. Eran bastante contradictorios y escapaban el análisis, pero lograban ese dramatismo de gestos inesperados. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre "El camino a Jonestown [5] La astuta política de Jim Jones" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/la–politica–de–jim–jones
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