Los trapos de inmundicia de la caridad son expuestos con especial lucidez en este discreto personaje de Charles Dickens

Uno de los personajes que más me ha fascinado de Dickens, es uno que podría pasar desapercibido si no fuera porque actúa de la forma más rara: huye, como del infierno, de la caridad. Betty Hidgen, una humilde anciana cuya única tarea en la vida ha sido ver a sus hijos y nietos morir uno tras otro de enfermedades y que se ha dedicado ella misma a acoger a huérfanos, rechaza sin parar actos de caridad de los personajes de ‘Nuestro amigo en común’. En un capítulo espeluznante, cuenta la fuga de Betty de las –workhouses–, los asilos para pobres, unas instituciones que existieron en el Reino Unido para sacar a los pobres de las calles y esconder sus muertes. En paralelo, en unos salones al calor del fuego, la burguesía habla de mejorar la sociedad. Dickens se dirige a ellos como –mis señores y caballeros y honorables consejeros–. Y cuando habla del pánico de Betty a los workhouses les pregunta –un éxito brillante, por haber traído esto a las mentes de los mejores de nuestros pobres. ¿Valdría la pena reflexionar sobre esto en algún momento?–. Uno de estos señores, el correcto Señor Podsnap irrumpe y pide cambiar de tema porque esto no es apropiado para la cena. –Podsnappery–, de hecho, ha pasado al vocabulario británico y se encuentra en el diccionario Merriam–Webster como –actitud hacia la vida marcada por la complacencia y el rechazo a reconocer los hechos desagradables–. Pero Dickens no se calla y continúa: –Mis señores y caballeros y honorables consejeros, cuando tras cavar en el polvo y las cenizas hayan apilado una montaña de pretenciosos fracasos, deberán quitarse sus honorables abrigos para sacarla, y ponerse a trabajar con la ayuda de todos los caballos y hombres de la reina, o esta se deslizará a toda prisa y nos enterrará vivos. Sí, en verdad, mis señores y honorables consejeros, adaptando su catecismo a la ocasión, y con la ayuda de Dios así deberéis hacerlo.– Betty no es el único personaje de Dickens que tiene aversión a la caridad. La pequeña Dorrit rechaza la caridad para ella misma porque prefiere trabajar con sus manos, pero acepta la caridad para su impresentable familia. El autor bri (...) /// Joëlle Philippe nos habla hoy en entrelineas.org sobre "Betty Hidgen y la justicia social según Dickens" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/betty–hidgen

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