Nuestra propia capacidad intelectual no es la prueba y la medida de la verdad divina

Aunque iba a la iglesia anglicana con sus padres, Packer no tenía inquietudes religiosas. Su madre era más bien de orientación anglo–católica. No fue a la escuela dominical, pero presionado por ella, se confirma a los 14 años en la iglesia local de St. Catharine. La preparación la hizo con un pastor joven, más preocupado por el modo de tomar la comunión y las cuestiones morales, que por la fe personal. Iba a la escuela secundaria de St. Mary de Crypt, donde había estudiado el predicador evangélico del Avivamiento del siglo XVIII, George Whitefield, pero Packer no sabía siquiera quién era, ¡claro! Jugaba al ajedrez con el hijo de un predicador unitario, que le intentaba convencer de que Jesús era sólo un maestro de ética, pero tampoco le interesaba su religión. Al final de la secundaria el joven Jim se especializa en estudios clásicos. Era de hecho, el único alumno del colegio que prefirió estudiar la lengua, historia y filosofía greco–romana. Le daba clase el propio director, que había hecho clásicas en Oxford. Por medio de él, obtiene una beca para ir al mismo College que él, Corpus Christi. Como tenía sólo 17 años, le pidieron esperar un año para ir a Oxford. En 1944 la Segunda Guerra Mundial llevaba ya cinco años, que habían convertido la ciudad en un lugar fantasmal. Muchos edificios estaban cerrados y la mayoría de los estudiantes o profesores que podían ir al frente, habían ido a la guerra. Packer quedó exento por la lesión cerebral. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre "James I. Packer [1] Creer para ver" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/james–i–packer

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