Después de veinte años de democracia, la dictadura parecía quedar muy lejos y todos vivíamos en una borrachera aparentemente interminable de optimismo y de dinero.

Allí vivió una temporada el delincuente juvenil Juan Moreno Cuenca (1961–2003) –conocido como El Vaquilla–. En la cárcel tuvo un abogado que conocía Cercas y ha escrito ahora un libro. Cercas lo leyó mientras visitó una exposición –que hubo en Barcelona y Madrid–, sobre los ′Quinquis de los 80′. Para el gitano, el quinqui es una mezcla entre gitano y payo, pero en general era sinónimo de delincuente. La expresión se populariza a partir de El Lute, que era literalmente quinquallero –calderero, o sea que vendía cosas de metal barato–, antes de dedicarse a la apropiación de lo ajeno. ′Por primera vez en mi vida –dice Cercas– encontré en un museo una exposición que hablaba de mí mismo, de mi propia experiencia′. Allí había máquinas del millón (lo que en otros países se llama flippers, ahora pinballs, que fueron muy populares en los años setenta), carteles de películas (al cine quinqui se dedicaron por completo directores como José Antonio de la Loma o Eloy de la Iglesia, pero también hicieron incursiones autores tan prestigiosos como Carlos Saura con Deprisa, deprisa) o carátulas de discos de Los Chichos o Los Chunguitos (que salían hasta en La edad de oro, el programa de la movida madrileña). /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Javier Cercas: Las desconocidas leyes de la frontera" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/javier–cercas–ii
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