El problema real según Francis Schaeffer (1912–1984)

La vida allí comenzaba temprano, pero tras el desayuno, te dejaban cuatro horas de estudio y reflexión individual. Había una biblioteca, donde muchos escuchaban cintas de conferencias. Luego se hacía un trabajo manual otras cuatro horas, después de la comida, que iba seguida siempre de una larga sobremesa de charla con Schaeffer. Incluso haciendo una labor manual se escuchaban grabaciones. La primera que oyó Edgar le parecía que era la conferencia de una mujer que conocía bien el existencialismo con el que había crecido en Francia durante los años 50, cuando lo que escuchaba ¡era la aguda voz de Schaeffer! En estos días de optimismo tecnológico cuesta imaginar los reparos que tenían hombres como Schaeffer o Martyn Lloyd–Jones a las grabaciones. Como el conocido predicador galés que había en Londres, a Schaeffer eso de las grabaciones le parecía al principio –mecánico y artificial–. Se cuenta que una vez escondieron un micrófono en una planta y la cinta circuló luego sin su permiso por todo el mundo, hasta que Schaeffer se enteró y se puso furioso. No era sólo que se perdía la emoción del momento –Schaeffer lloraba a menudo, al hablar–, sino que alguien como Lloyd–Jones creía que había una –unción– especial en el momento de la predicación, que no se reproducía simplemente al escuchar una grabación. Sé que esto suena absurdo en un tiempo que tantos escuchan sermones por Internet y les da igual dónde o cuándo han sido hechos, pero si lo piensas tiene un sentido: ¡escuchan algo fuera de contexto! /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo ""El problema real según Francis Schaeffer" de la serie Francis Schaeffer" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/el–problema–real
http://dlvr.it/S0gMMH

Comments

Popular posts from this blog

Robert De Niro como el mentalista ciego

Dice Chesterton que cuando el hombre deja de creer en Dios, no es que no crea ya en nada, es que cree en cualquier cosa.

Asa Carter decía que el rock tiene carácter sexual, inmoral y era el mejor camino para fusionar ambas razas