Piensa en terminar su vida, lanzándose con un automóvil por un precipicio, pero al final también renuncia, al pensar en sus hijos

En invierno de 1955, tras una intensa actividad teatral, Bergman se refugia en un hotel suizo, con el fin de ordenar sus confusos pensamientos. ′Era temporada baja′ –recuerda el cineasta en su libro Imágenes –. Pronto me di cuenta de que éramos una docena de huéspedes y de que el hotel se mantenía abierto a pesar de que lo estaban reparando para la nueva temporada. Las montañas me deprimían sobre todo cuando el sol desaparecía de pronto tras las cimas de los Alpes a las tres de la tarde. No hablaba con nadie pero daba largos paseos y trataba de establecer mis rutinas diarias. Cerca había un hospital de cinco estrellas para nobles sifilíticos. Daban sus paseos diarios al mismo tiempo que yo. Era un cuadro inverosímil: cadáveres en diferentes fases de descomposición arrumbados en un establecimiento de lujo.′ Desesperado, alquila un coche para ir a La Scala de Milán, donde ve una representación horrible de Verdi. ′Cuando después de mi excursión, volví a Monte Veritá y a las montañas y a los locos′, dice Bergman, ′estaba completamente agotado. He jugado con la idea del suicidio muchas veces, sobre todo cuando era joven y me dominaban mis demonios. Me pareció que había llegado el momento. Pensé sentarme en el coche, soltar los frenos y salirme de la sinuosa carretera que llevaba al hotel. Parecería un accidente. Nadie tendría que sentirlo.′ El director sueco no llevó a cabo su plan, sino que decidió volcarse en el proyecto de la película que hizo aquel mismo año, Sonrisas de una noche de verano, en un intento de evadirse de su depresión, que le diera nuevos ánimos para vivir. ′Aliviado′, dice, ′aplacé el suicidio y me volví a casa′. El personaje de Como en un espejo (1960) es un escritor llamado David, interpretado por Gunnar Björnstrad, que cuenta una historia muy parecida a ésta a su yerno Martin (Max von Sydow). En un reciente viaje a Suiza, piensa en terminar su vida, lanzándose con un automóvil por un precipicio, pero al final también renuncia, al pensar en sus hijos, Karin y Minus. Los cuatro comparten un gran caserón en una isla escarpada en medio de ninguna parte, que no es sino Faro, la habitual residencia de Bergman d (...) /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Como en un espejo" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/como–en–un–espejo
http://dlvr.it/S5lr1B

Comments

Popular posts from this blog

Robert De Niro como el mentalista ciego

Dice Chesterton que cuando el hombre deja de creer en Dios, no es que no crea ya en nada, es que cree en cualquier cosa.

Asa Carter decía que el rock tiene carácter sexual, inmoral y era el mejor camino para fusionar ambas razas