En estado de abstinencia tiene visiones de Satanás, renuncia al amor de su madre, y se enfrenta a la envidia de los religiosos, la soledad, el silencio y largas horas

Simón el Estilita – como también se le llama –, significa el que vive en una columna, en este caso a unos 17 metros de altura. La película alterna por eso planos del hombre y la gente que lo contempla a ras de tierra, en constantes contrapicados. Según se explica en el libro – que narra episodios tan conocidos como el combate de San Jorge con el dragón o la muerte a saetazos de San Sebastián –, Simón se alimentó todo ese tiempo sólo de lechuga y agua. Se aprendió de memoria los Salmos –para no llevarse la Biblia –, y se abstuvo de casi todo. En ese estado de abstinencia, tiene visiones de Satanás, renuncia al amor de su madre, y se enfrenta a la envidia de los religiosos, la soledad, el silencio y largas horas, sostenido incluso en una sola pierna. Esto le hace tanto feliz como taciturno, como si pudiera estar más cerca y más lejos de Dios, al mismo tiempo. El crítico catalán Quim Casas dice que la titularía ′subida al calvario′. Ve la columna como el símbolo que nos eleva de forma ′inmisericorde hacia un cielo convertido en techo del mundo conocido, en la frontera intangible hacia ese otro mundo en el que el protagonista espera encontrar la paz absoluta, aunque para ello tenga que pasar por el calvario de la ascesis′. LUCHA ESPIRITUAL Ante sus ayunos y flaquezas, Simón tiene que luchar contra todo tipo de obstáculos: el imberbe Matías – a quien ordena que no vuelva a verle hasta tener las mejillas bien pobladas –, el queso y pan tierno – que le ofrece el deforme cabrero –, el apego de su madre – que se instala en una modesta choza cerca de la columna –, o los ardides de un cura que introduce vino y viandas en la bolsa que le suben cada día – para poder calumniarle –. Hay adversidades físicas – calor, frio, azotes de viento, tempestades, lluvias de verano y granizo en invierno –, pero sobre todo una gran lucha espiritual. Satanás se aparece cuatro veces, transformado en la tentadora Silvia Pinal. La primera como una mujer con un cántaro, que pasa sin perturbarse – aunque no pase desapercibida para Simón –. La segunda como una colegiala de principios de siglo, jugando con un aro, pero con liguero y un escote, que se le ven l (...) /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El Simón del desierto de Buñuel" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/simon–del–desierto
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