Según JimJones primero tenían que reconstruir el Paraíso. Y eso costaba dinero.

Jim Jones pidió al predicador afroamericano Archie Ijames que se encargara de la construcción, dada su experiencia como carpintero y administrador del Templo, además de fiel colaborador del pastor desde sus inicios en Indianápolis. El no estaba muy dispuesto, a causa de su esposa, que se quedó en California. Ijames y el abogado del Templo, Gene Chaikin, presentaron el proyecto al gobierno de Georgetown, firmado por Ijames. Al salir de las oficinas, le anunció a Chalkin que, ya que él aparecía como director legalmente, lo iba a ser en realidad. Cuando Jones se enteró, le acusó en una reunión de hacer alianzas por su cuenta. Y sacó a la luz un antiguo asunto del predicador afroamericano con una chica de Indiana. Era siempre el arma de Jones, cuando no podía comprar a alguien, le acusaba de algo impropio, sexualmente. Nunca fallaba. Siempre tenía el efecto deseado. A la mañana siguiente mandó a los Touchette, padre e hijo, una familia de Indiana que había seguido a Jim Jones a California. El hijo era de la edad de Stephan Jones, casado con una hija de Ijames y parte de la comisión de planificación. La hija desertó con –los ocho revolucionarios–, pero regresó con los demás, cuando volvieron arrepentidos. La madre de los Touchette era tan fiel a Jones como la esposa de Ijames, que se creyó las acusaciones contra su marido. Ella le obligó a vender su casa en California y él fue sometido a un castigo psicológico de aislamiento, humillaciones e insultos. El predicador afroamericano era un hombre sensible, que se asustó cuando su mujer le dijo que Jones había solicitado voluntarios para matarle. Escapó entonces a Georgetown con su esposa y los 45.000 dólares que le habían confiado. Cuando Jones le descubrió, Ijames se puso a llorar y devolvió el dinero. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Dejarlo todo y marcharse de misión agrícola" de la serie El camino a Jonestown ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/dejarlo–todo–y–marcharse–de–mision–agricola
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