En el Pacífico, Stevenson encuentra cinco misioneros, tres anglicanos y dos metodistas. A pesar de su inicial rechazo, acaba apreciando su labor.

′Una voluntaria convulsión de la naturaleza bruta′, son las últimas palabras que escribió en la amplia veranda de su casa en una isla del Pacifico, el día que murió de una hemorragia cerebral, cuando tenía 44 años. Enfermo de tuberculosis, observa: ′durante catorce años, no he tenido un solo día de salud; me he despertado enfermo y he ido a la cama agotado′. Estaba increíblemente delgado, apenas una bolsa de huesos, pero sentía intensamente, lloraba fácilmente y amaba libremente. El exilio de Samoa le había traído la nostalgia de sus ancestros escoceses, que rememora en sus últimas cartas y la novela que dejó, como la historia de su vida, inacabada. El exilio es un estado de mente –como observa su biógrafo Ian Bell–, tanto como una condición del corazón o una situación física. Nos lleva a preguntarnos quiénes somos y qué hacemos aquí EDUCACIÓN PRESBITERIANA Los padres de Stevenson –como los míos– fueron devotos presbiterianos, pero –como yo– tampoco tuvo una educación estricta. Su familia, por parte de padre, eran ingenieros constructores de faros. Mientras que por parte de madre, los Balfours, eran pastores protestantes. Ambas tradiciones no estaban contrapuestas. Aunque su padre rechazó tener responsabilidades en la iglesia, tomaba en serio su fe. Su calvinismo le daba ′un morboso sentido de su propia indignidad′, recuerda el escritor. La tradición evangélica era tan importante entonces en Escocia como el whisky. Stevenson escuchó tantos sermones de su abuelo – Lewis Balfour (1777–1860) –, como historias de su niñera –Alison Cunningham, que llamaba cariñosamente Cummy– sobre los mártires de la fe reformada – los Covenanters–, El progreso del peregrino –la alegoría del pastor bautista John Bunyan– y la Biblia entera –tres veces, antes de saber leer–, mientras pasaba los días en la cama, enfermo. No es extraño que se dedicara a ′jugar a la iglesia′, construyendo con sillas y mesas un púlpito, para hacer de pastor. El Shabbath era guardado el domingo en Escocia, de una manera tan rígida que no se permitió el tráfico de trenes hasta 1860. El calvinismo dominaba la clase media, que ten (...) /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El extraño caso de Robert Louis Stevenson " ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/robert–louis–stevenson
http://dlvr.it/SD0L96

Comments

Popular posts from this blog

Robert De Niro como el mentalista ciego

Dice Chesterton que cuando el hombre deja de creer en Dios, no es que no crea ya en nada, es que cree en cualquier cosa.

Asa Carter decía que el rock tiene carácter sexual, inmoral y era el mejor camino para fusionar ambas razas