Robinson Crusoe

Hace ahora justo trescientos años que en 1704 un marinero escocés llamado Alexander Selkirk se amotinó contra el capitán del barco Cinque Ports, siendo abandonado en una isla desierta al sur del Pacífico, conocida por los nombres de Juan Fernández o Más Afuera. Le dejaron al piloto con una Biblia, un fusil y algo de pólvora y de tabaco, pero logró sobrevivir allí durante más de cuatro años, cazando cabras y oteando el horizonte, hasta poder regresar a Inglaterra en 1711. Su historia corrió a partir de entonces por todos los cafetines y tabernas de Londres, donde la debió oír Daniel Defoe. No es que Robinson sea Selkirk, como hoy se llama la isla, ya que su historia está mezclada también con otras experiencias, como la de un médico deportado como esclavo a las Barbados. De hecho, Viernes recuerda también a un indiano que fue abandonado en la isla, por uno de los piratas que se refugiaban allí en alguna de sus incursiones por las costas y puertos del virreinato del Perú o las tierras de Chile. Ya que la popularidad del mito de Robinson no se basa en la divulgación de ciertos hechos históricos, sino en la creación de una poderosa metáfora, que sigue estimulando el pensamiento humano. Porque no lo olvidemos, este libro es una alegoría, histórica por supuesto, pero cuyo sentido va más allá de las circunstancias que viviera un personaje real de carne y hueso en un momento determinado. Robinson es como un nuevo Adán, extraño en el paraíso. Y su viaje expresa la realidad de una vida solitaria, en que peregrino de sí mismo, un día se encuentra a Dios al abrir la Biblia. Las "poderosas palabras" de los Salmos le hacen entonces contemplar su vida a una nueva luz, la de la Providencia de Dios. Defoe justifica así en el prefacio al libro su "religiosa aplicación de los acontecimientos". Todas las desventuras de Robinson son resultado de su aparente obstinación, movido por un extraño impulso que le empuja a la autodestrucción. No entiende por qué corre hacía ella, con los ojos abiertos, contradiciendo sus más claras perspectivas de bienestar, precipitándose en el más profundo abismo de la miseria. Pero Robinson vuelve en sí un día, al (...) /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Robinson Crusoe y la isla de Daniel Defoe" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/daniel–defoe
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