El dolor y la necesidad abrieron una profunda grieta entre ella y su madre

Pat aprendió a leer pronto con su abuela. Veía los libros como su –tabla de salvación–. Los llamó –mi droga–. Siendo niña todavía, leyó un libro de psiquiatría por un discípulo de Freud llamado Karl Menninger, que le introdujo en el laberinto de –La mente humana–. Desde la adolescencia vivía en ese universo humano de historias, alrededor de la culpa, la mentira y el crimen. Ella dice que empezó a escribir a los 12 años, pero no es hasta los 15 o 16, que encontramos cosas suyas. Además de sus treinta novelas, hizo muchos relatos, que empezó a publicar en revistas poco después de estudiar literatura en Barnard. La mayor fuente de conocimiento de Highsmith son las ocho mil páginas de cuadernos y diarios que escribió compulsivamente, toda su vida. Los que llamaba –cahiers– en francés, eran cuadernos de tapa dura con espiral y papel rayado, que siempre empiezan con una lista de los lugares en que ha estado y acaban con una enumeración de posibles títulos para sus libros. Dentro de cada uno hay subtítulos como –Gente y Lugares– o –Keime– (gérmenes en alemán, una expresión que toma de Henry James para anotar ideas como semillero de futuras obras), pero también frases favoritas y sus –Anotaciones sobre un tema omnipresente–, que es como llama a sus continuas reflexiones sobre la homosexualidad. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "La inquietante Patricia Highsmith" de la serie Patricia Highsmith ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/patricia–highsmith
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