Jan Holmberg lo expresaría más delicadamente diciendo que su concepto de la verdad era complicado
Hay personas que parecen haber nacido para dirigir y ya los informes de la escuela de Ingmar Bergman nos muestran a un alumno que llamaba la atención especialmente por su enfrentamiento a toda forma de autoridad con el puño bien alto. Ingmar Bergman mismo aseguraba que empezó a hacer cine con diez años como una forma de rehacer su realidad. En su particular realidad se levantaban por encima de él y en jerarquía piramidal primeramente Dios, el rey y por supuesto su padre pero también la iglesia, los profesores o su propio hermano mayor. Lo cierto es que siendo tan joven por debajo de ti apenas quedan tus muñecos y ¡a veces ni eso! No en vano Ingmar Bergman jugaba con soldaditos cuando pidió un proyector de cine como regalo de Navidad. El pequeño creyó que aquella caja marrón junto al árbol era el proyector que había pedido hasta que descubrió que el proyector que contenía era realmente para su hermano mayor. Como Jacob arrebataba la primogenitura a Esaú, así Ingmar entregaba a Dag toda su colección de soldados a cambio del proyector. Mientras Dag Bergman se preparaba para trabajar en el ejército, Ingmar construía su primer teatro de marionetas y no tardaría en contratar auténticos acróbatas para rodar con ellos las historias que escribía con su hermana Margareta Bergman. /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Persona: Dios, la muerte y el silencio de Ingmar Bergman" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/persona
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