Las entregas de The Legend of Zelda dan mucho pie a la reflexión

La espera del Ocarina of Time mereció la pena jamás había jugado a un juego como aquel, en el que realmente uno se sentía el verdadero héroe de la aventura, yendo a caballo por la pradera de Hyrule, hablando con sus habitantes, ¡e incluso creciendo de niño a adulto! Pero, sobre todo, involucrado en todo lo bueno y lo malo que le pasaría al pueblo de Hyrule y a su princesa Zelda. Y aunque Ocarina of Time trataba sobre héroes y princesas, la historia no se limitaba a un mero cuento del primero salvando a la segunda. Las narrativas simples no tienen cabida en The Legend of Zelda. Toda una minuciosa mitología estaba presente, en la que se explicaba el origen de la tierra de Hyrule, una tierra creada en la antigüedad por tres diosas: Din, la diosa del Poder; Farore, la diosa del Valor; y Nayru, la diosa de la Sabiduría. Ya de pequeño llamaba mucho mi atención lo que aparecía en la pantalla de mi televisión cuadrada al jugar al Ocarina of Time: diosas que crean la Tierra y un elegido para salvar el mundo; y me preguntaba, ¿qué diosas eran esas que necesitaban a un mortal para salvar al mundo? ¡Vaya birria de diosas! /// Miguel Palomo nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "The Legend of Zelda: Entre los dioses y el destino" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/the–legend–of–zelda
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