La perspectiva adulta de la infancia está tan bien resuelta, que uno se ve a sí mismo reflejado, como sólo lo había logrado antes Bill Watterson en su genial tira de Calvin y Hobbes.

Hasta hace no mucho tiempo, pocos eran los que consideraban los tebeos como algo más que una forma de entretenimiento infantil. A partir de que Will Eisner (1917–2005) hace Contrato con Dios (1978), surge el concepto de novela gráfica. Llega así a la mayoría de edad, un arte como es el comic, que parece haber encontrado finalmente su sitio al lado de la literatura. Con él se acerca a algo tan serio, como la agonía de un judío ortodoxo, que se enfrenta a la muerte de su hija, convencido de que Dios le ha fallado. La obra de Craig Thompson (1975) sigue ese estilo de línea clara de Eisner, Spiegelman o Clowes, pero aporta una mirada introspectiva a su propia existencia. Criado en una pequeña comunidad rural de Wisconsin, Blankets cuenta su infancia en una familia cristiana. Su libro narra una historia de amor adolescente, en el contexto de un campamento bautista –todo un ritual de paso, para aquel que se ha educado en el medio evangélico–. CRÓNICA DE UNA SUBCULTURA "Crecí en una familia fundamentalista –ha dicho Thompson en Barcelona–, que no tiene que ver con ser católico o cristiano. De hecho mi madre era católica y mi padre luterano, pero renunciaron a su religión, al ser cristianos nacidos de nuevo. Es una cosa muy americana, que en Europa no se estila demasiado ¡hasta George Bush es un cristiano nacido de nuevo!". Se forma así toda una subcultura: "Vivíamos aislados en medio de la nada –recuerda el autor de Blankets–. La gente de la ciudad nos llamaba "los del culto". No leíamos más que la Biblia." El último año de secundaria, sus padres sacan a él y a su hermana de un instituto público, para seguir estudiando en casa. Allí controlan todo lo que hace, las películas y dibujos que ve por la televisión. Todo son estudios bíblicos. Y la única música que puede oír, es rock cristiano. La excepción a la regla, parecen ser los cómics, que se convierten en una verdadera pasión para él. El lector ajeno a esta subcultura evangélica, no verá en todo esto más que un ejercicio terapéutico, ante una infancia traumática. A Thompson, sin embargo, su visión no le parece "para nada cínica, ni nihilista, ni desencant (...) /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Blankets y la educación evangélica de Craig Thompson" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/blankets
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