La novela fue por eso llevada tenebrosamente al cine por ese maestro del claroscuro criminal que es Richard Fleischer

Para aquellos que no somos muy aficionados al cine bíblico –poco fiel a la Escritura y no muy buen cine, en general–, el atractivo de Barrabás es que empieza donde las películas sobre Jesús acaban: con su muerte y su resurrección. Se parece más, de hecho, a una de romanos –lo que ahora llamaríamos un péplum–. Es una película oscura, violenta y algo deprimente, que no se parece al cine religioso al que Hollywood nos tiene acostumbrados. Lo que me llevó a leer el libro de este escritor luterano, esta Semana Santa. La novela apareció en Buenos Aires, publicada por Emecé en los años cincuenta. A raíz de la película, se edita en Barcelona en los sesenta. Yo la conocí en una edición de bolsillo que publicó Alianza Editorial en los setenta, pero no la he leído hasta ahora, que la acaba de reeditar Ediciones Encuentro. Es en realidad un relato breve de poco más de cien páginas. Narra el periplo existencial del bandido indultado por Pilato, que nos lleva de Palestina a la Roma imperial con una prosa fluida y ligera, llena de diálogos y ágiles escenas. El libro fue considerado una obra maestra, poco después de su publicación, por alguien tan poco sospechoso de clericalismo como el Nobel André Gide. Su acercamiento al Evangelio es típicamente protestante, como demuestra la imagen de María junto a la cruz, como ′una campesina ruda y tosca, incapaz de expresar dolor′, al ′reprocharle haberse prestado para hacerse crucificar′ –puesto que ′no podía aprobar su conducta′, según Marcos 3:31–35– y la insistencia en la muerte de Jesús, en lugar de Barrabás –el énfasis en la sustitución como base de la justificación–. Aunque el tono es de tal incredulidad, que el final resulta algo ambiguo. TENEBROSA SOLEDAD Ese individualismo se ve también en la profunda soledad de Barrabás. Algunos lo ven, por lo tanto, como una desgarradora metáfora de la soledad. Soledad ante la vida, el destino, la trascendencia, los demás y hasta uno mismo. Una soledad absoluta y aterradora, que te sumerge en una creciente angustia, que acaba volviéndose irrespirable ante la crueldad humana y el aparente silencio de Dios. La novela fue por eso l (...) /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Barrabás y la oscuridad de la cruz de Pär Lagerkvist" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/par–lagerkvist
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