Buscó dar una impresión confusa de su persona escribiendo libros bajo seudónimos que se contradecían entre sí

"Señor Jesús– escribía Sören Kierkegaard en la primera invocación de Ejercitación del Cristianismo– concédenos que nosotros también seamos contemporáneos tuyos, que te veamos en tu auténtica figura y en tu contorno real, como cuando cruzaste por el mundo; que te veamos no en la figura en que te tiene deformado una representación vacua y que no dice nada, o irreflexivo–fantástica, o histórico–gárrula, que no es la figura de la humillación en la que te contempla el creyente, ni puede ser la de la majestad en la que nadie te ha visto todavía. Que te podamos ver como Tú eres y eras y serás hasta tu vuelta en majestad, como la señal del escándalo y el objeto de la fe, el hombre insignificante y, sin embargo, el Salvador y Redentor del género humano, que por amor descendió a la tierra para buscar a los que se habían perdido, para padecer y morir, y que no obstante entristecido –¡ay!, a cada paso que diste sobre la tierra, cada vez que llamaste a los descarriados, siempre que extendiste tu mano para hacer una señal o un milagro, y siempre que sin mover siquiera una mano padeciste indefenso la oposición de los hombres– tuviste que repetir sin cesar: bienaventurado el que no se escandaliza de Mi. ¡Que te veamos así, y que así no nos escandalicemos de tí!. /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Sören Kierkegaard: Locura, muerte y cristianismo" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/soren–kierkegaard
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