Buscaban un mundo mejor y Jim Jones se lo prometía

¡No es extraño! Un mes después de la publicación, el Templo hizo dos generosos donativos a la denominación por varios miles de dólares. Y en los meses siguientes otros a los distintos periódicos de San Francisco, para apoyar la libertad de prensa. Lo que no lograban las llamadas del ayudante del fiscal del distrito Tim Stoen, miembro del Templo, lo conseguía el dinero. La única oposición al Templo parecía venir de un pequeño grupo cristiano de oración que había en Ukiah. Lo dirigía un antiguo asociado de Jones en su etapa en Indiana, un maestro de escuela llamado Ross Case. Jim Jones tenía también una solución para esto. Recordó que una mujer del Templo, Penny Kerns, había dicho que un miembro negro del Templo, casado con una mujer blanca, tenía relaciones homosexuales con un desconocido. Hizo que el miembro del Templo llamara a Case, para grabar una conversación que sugiriera que era él, su amante. Cuando el superintendente de la escuela llamó a Case a su despacho, se encontró al abogado del Templo y la acusación que hacía que fuera poco apropiado que enseñara a niños. Para acabar la jugada, Jones llamó a Case para decirle que sentía lo que había pasado. Le aseguró que él no tenía nada que ver con aquello y le prometió que echaría a patadas del Templo al miembro que le había acusado. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Guyana en el éxodo del Templo del Pueblo" de la serie El camino a Jonestown ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/el–exodo–del–templo–del–pueblo
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