Su literatura, por eso, frente a la superficialidad del lector que prefiere lo que René Padilla ha llamado alguna vez basura evangélica con lindas cubiertas, ha buscado abrir perspectivas a un pensamiento evangélico contemporáneo desde un claro fundamen

Viene Leonardo de Chirico de Roma, para hablar de catolicismo–romano en estas conferencias. Suele ser una sorpresa para aquellos que no conocen a Grau más que como autor de la monumental obra de –Concilios– –luego llamada –Catolicismo–romano––, descubrir que casi toda su familia, a excepción de su abuela, no era en modo alguno religiosa. De hecho, un tío suyo le suministraba toda clase de lecturas clandestinas de ateos como Voltaire, a la vez que revistas anarquistas. Ya que Grau nació el primer día del año de la Segunda República, el 1 de enero de 1931, pero volvió a nacer espiritualmente en la década de los cincuenta, en plena efervescencia y fervor del nacional–catolicismo. Los que se imaginan que su controversia con Roma viene de algún tipo de resentimiento personal, no pueden ir más desencaminados, ya que él no era católico, sino agnóstico. Como muchas conversiones, la suya fue también progresiva. Pasó en primer lugar del ateísmo a una etapa de incertidumbre, en la que van a tener mucha influencia los Pensamientos de Pascal. Él recordaba: –lo que despertó mi inquietud espiritual no fue tanto el más allá como el más acá–. Puesto que –lo que buscaba no era una huida de la vida sino el encuentro con la misma–. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "José Grau: Soli Deo Gloria" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/jose–grau–soli–deo–gloria
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