Ingmar Bergman asegura que el deseo de grabar Persona se produce de hecho a partir de un sentimiento profundamente religioso

Que la película provea terreno para la especulación no quiere decir que no sea posible analizarla. Mucho se ha escrito y especulado de hecho sobre la interpretación psicológica que esconde la película basándose en las enseñanzas de Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud o Carl Jung. Ingmar Bergman llamaba demonios a las neurosis y creía más en la imaginación que en la psicología pero obviamente también conocía a esos autores. La piedra angular sobre la que se levanta la vida y la obra de Ingmar Bergman, sin embargo, no es ninguno de sus interesantes temas recurrentes alrededor de la culpa, la sexualidad o el silencio de Dios. La teoría que sostendremos a continuación es que la base de todas las profundas preguntas que plantea, es en realidad mucho más sencilla. La –clave– de toda su obra, digámoslo así en honor al famoso programa de TVE2, es el deseo de poder y el conflicto con la autoridad resultado al intentar tener el control. Ingmar Bergman lo representa de una forma espectacularmente atractiva y poética pero en el fondo esa base es común a todos los seres humanos: –Soy un buen director–, decía Bergman de sí mismo, –tengo una visión y sé imponer mi voluntad. ¡Consigo hacer que las cosas sean como yo quiero!–. /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Persona: Dios, la muerte y el silencio de Ingmar Bergman" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/persona
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