Colin Duriez ha escogido como título uno de los rasgos que mejor describe la obra de Francis Schaeffer: la búsqueda de la autenticidad

Su conversión fue en una misión evangélica, al entrar en una reunión que encontró en una tienda de campaña en 1930, lejos del protestantismo nominal de sus padres. Al año siguiente quiere entrar en la universidad Hampden–Sidney de Virginia, para estudiar después teologí­a. Su padre veí­a a los pastores como parásitos, que realmente no trabajan, pero accedió a pagarle el primer semestre de estudios generales de filosofí­a y lenguas clásicas. Habí­a una asociación de estudiantes cristianos, que llega a presidir, pero mientras en el sur imperaba el racismo, Schaeffer va a una escuela dominical afro–americana. Años después, su interés por la música negra hizo que empezará a hablar con el estudioso del arte Hans Rookmaaker, apasionado por el jazz y el cine, cuando le conoce en el Consejo Internacional de Iglesias Cristianas que organiza el fundamentalismo como alternativa al Consejo Mundial de Iglesias en Amsterdam en 1948. Estaban tan entusiasmados en su conversación que dejaron de ir a las reuniones, para recorrer los canales hablando sin parar, sobre la relación entre la fe que habí­an encontrado tras su conversión y la cultura popular. El holandés habí­a conocido el cristianismo en un campo de concentración nazi, cuando su prometida judí­a murió en Auschwitz, llegando a ser miembro de una iglesia reformada conservadora. Su novia actual trabajaba de secretaria en el congreso fundamentalista. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "La búsqueda de la autenticidad de Francis Schaeffer" de la serie "Francis Schaeffer" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/francis–schaeffer
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