Una de las niñas que asistía a las reuniones era la hija del importante escritor, dramaturgo, locutor y activista político, J. B. Priestley

Curiosamente, una de las niñas que asistía a las reuniones era la hija del importante escritor, dramaturgo, locutor y activista político, J. B. Priestley. La razón es que su padre pasaba el verano en una casa al lado de la que se alojaba el equipo de la misión, ya que su socialismo era bastante contrario a toda religión organizada. Bash participaba de la campaña, en parte para contrarrestar las críticas que recibía de que su trabajo era demasiado elitista. Muchos le recordaban que "Dios no hace acepción de personas", algo que él nunca negaba, por supuesto. La acusación más difícil de contestar era, sin embargo, la de que ayudaba a perpetuar el sistema de división y arrogancia que suponía la exclusiva educación privada de la clase gobernante en esos colegios llamados "públicos". A la sugerencia de que mezclaran en los campamentos, chicos de origen humilde con los hijos de las familias privilegiadas, Bash se negó totalmente. La razón, para él, no era que no viera sentido en que conocieran "el resto del mundo", sino que él no consideraba sus campamentos una "actividad social", sino "espiritual". Lo veía como "un campo de batalla" en que no quería poner otro obstáculo que el Evangelio mismo. Se trataba de facilitar la estancia de los chicos en un contexto en que se sintieran cómodos. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Stott y los campamentos evangélicos" de la serie "John R. W. Stott" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/campamentos–evangelicos
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