El manuscrito que llevaba con él cuando murió reconstruye aquellos años de niñez y adolescencia

"¿Cómo se puede vivir sin gracia y sin justicia?", se pregunta Camus. La materia sola no puede más que sumir al hombre en el hastío y la insatisfacción. Cuando Camus publicó La caída en 1956, muchos pensaron que el famoso filósofo ateo estaba a punto de convertirse al cristianismo –dice el crítico francés Alain Costes–. Su acercamiento a la fe se vio sin embargo frustrado por su decepción con el catolicismo–romano. Según un cura llamado Lepp –que había sido marxista–, el conflicto vino porque algunos amigos suyos se enfrentaron a la Iglesia como institución. Lo cierto es que un día apareció en un culto protestante, en el edificio neo–gótico que había desde la Primera Guerra Mundial en pleno Quai d"Orsay. Esta iglesia americana en la ribera del Sena era famosa por sus conciertos de órgano. Atraía a estudiantes de La Sorbona, turistas americanos, personal de la OTAN, políticos de paso y algunos embajadores, pero también muchos aficionados a la música. La iglesia tenía entonces un famoso organista llamado Marcel Dupré. Cuando el pastor Mumma llega a París, las reuniones estaban llenas, pero al desaparecer el músico, el local se llenó de sitios vacíos. No tardó en distinguir entre ellos a alguien tan conocido, que al acabar el culto, le rodeaba la gente, ofreciéndole el boletín de la iglesia para que le firmara un autógrafo. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Albert Camus: Un existencialista hastiado" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/albert–camus
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