En política hay que escoger a menudo entre varios males.

El Jefe no tení­a hasta entonces nada de autoritario. Era un abogado idealista y débil candidato a gobernador. Casado, honesto y abstemio, sus nuevas responsabilidades le hacen cambiar. Esta transformación radical le convierte en un personaje carismático, extraordinariamente poderoso. El camino de la corrupción va acompañado de una extraña sinceridad, que le hace verdaderamente temible por su enorme capacidad de seducción. Las versiones cinematográficas no profundizan tanto en el aspecto psicológico, como en las escenas de masas, que Rossen rueda con extraordinaria fuerza y realismo. Zaillian intenta imitarlo al rodearlo continuamente de gente, capaz de provocar continuos conflictos dramáticos. En la novela, Burden acompaña con su asesoramiento legal al personaje de Talos, en una serie de trapisondas tan indecorosas, que se convierte en todo un experto de submarinismo de alcantarillas. Tal máquina de poder, basada en el patrocinio y la intimidación, le lleva a tapiar sus sentimientos bajo una coraza de cinismo, cuando en otro tiempo vibraba de amor y buenas intenciones. Su andadura polí­tica le convierte en un mamporrero de las faenas más sucias. Los protagonistas se ven así­ enroscados en un dinámica que hace que padres e hijos luchen y conspiren entre sí­, amigos deseen a la misma mujer y hermanos se enfrenten en sus opiniones respecto a otro. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Robert Penn Warren: Todos los hombres del rey" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/robert–penn–warren
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