Steve McQueen era un hombre lleno de contradicciones, humilde y desafiante, problemático y generoso, amable y violento, confiado e inseguro

El guión habí­a cambiado el protagonista de la novela. Ya no era un cuarentón y fatigado teniente gris de Nueva York, sino un joven lacónico agente de San Francisco. La novela que en 1966 leyó un joven director llamado Ernest Pintoff, "Testigo mudo", estaba escrita por alguien con el seudónimo de Robert Fish. Para preparar el papel, McQueen convivió durante unos dí­as con dos inspectores de policí­a, pero se inspiró sobre todo en un agente de homicidios, que serí­a el encargado de investigar los famosos asesinatos de Zodiac. David Toschi llevaba pajarita y tirantes, pero el actor se hizo una réplica de su pistolera al hombro y quiso llevar su misma arma. Amante de la velocidad y los excesos, McQueen era un hombre lleno de contradicciones, humilde y desafiante, problemático y generoso, amable y violento, confiado e inseguro. Norman Jewison le recuerda como "un solitario, atormentado, que busca un padre". El relato de su biografí­a siempre me ha conmovido. Amo sus pelí­culas, pero no creí­a que su conversión era genuina, hasta leer el relato de su viuda, "La última milla", que ha revisado hace poco. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Bullitt: El tiempo empieza ahora" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/bullitt
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