Atiende por eso a la visión profética de Isaías 53, en que Dios toma la forma de Siervo
Los modelos que Rembrandt suele usar para sus personajes bíblicos suelen ser a menudo judíos que viven en el barrio, donde tiene su taller. Aunque algunos no lo parezcan, como la mujer rubia de Potifar, que no tiene nada de egipcio. Sus ropas son las habituales del siglo XVII, aunque Adán y Eva aparezcan desnudos, como una pareja de mediana edad, con un aire casi Neandertal (1638). Cristo aparece sólo doce veces, ya que en la tradición protestante los motivos religiosos no son objeto de devoción, sino una ilustración o expresión de fe personal. Rembrandt era miembro de la Iglesia Reformada holandesa, aunque tuvo también relación con los menonitas. No tenía intereses teológicos, pero era un protestante convencido, amante de la Palabra de Dios. Hacía el final de su vida, Rembrandt representa un Cristo especialmente humano. Su idea de la encarnación no es una deificación de la naturaleza humana, sino un acto de amor divino, que muestra su poder y su gloria, solamente por la fe. Atiende por eso a la visión profética de Isaías 53, en que Dios toma la forma de Siervo. Aparece despreciado y afligido, a los ojos de los hombres. Su humillación en la carne es como un velo que esconde su majestad. Esto llega a su culminación en su visión de la cruz, en la que llega a retratarse él mismo como uno de los que le crucifican. Lo mismo hace en el apedreamiento de Esteban (1625), donde aparece como testigo, verdugo y víctima. Puesto que todo este sufrimiento es por causa nuestra" /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Destellos de gracia en Rembrandt" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/rembrandt
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