Hannah Arendt asiste al juicio de Eichmann en Jerusalén

Nos guste o no, el diagnóstico de la Biblia no puede ser más evidente. La humanidad está afectada por un problema básico, que la Escritura llama pecado. Es un mal radical, que está en la raí­z misma de nuestra existencia, pero que negamos al justificarnos a nosotros mismos y pensar que somos mejores de lo que somos. Esto distorsiona nuestra visión de la vida y nos hace olvidar nuestra condición de criaturas. Si seguimos dividiendo a la gente en buenos y malos, chocaremos una y otra vez con la realidad. Estas categorí­as fomentan además nuestro sentimiento de superioridad, haciéndonos creer que somos mejores que otros, cuando "no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno" (Romanos 3:12). Todos somos pecadores, en necesidad de la salvación de Dios, que es por su sola gracia. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Hannah Arendt: La banalidad del mal" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/hannah–arendt–y–la–banalidad–del–mal
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