Para Beckett, ésta es una vez más la mirada ausente de un Dios presente, pero sin lugar a dudas callado.
Al comenzar la función, Winnie saluda al alba con un rezo. Porque Dios también parece asistir a la escena desde los cielos, al otro extremo del sol, callado e impasible, receptor de sus oraciones diarias. Pero para Beckett, ésta es una vez más la mirada ausente de un Dios presente, pero sin lugar a dudas callado. "Acabar aquí sería maravilloso. Pero ¿es de desear? Sí, es de desear, acabar es de desear, acabar sería maravilloso, quien quiera que yo soy, donde estoy"" Es el angustioso deseo, que conmueve el espíritu del autor, en espera ya de su fin. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Samuel Beckett: Días nada felices" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/samuel–beckett
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