La salvación no puede ser una extensión de uno mismo o una mera manualidad para terminar en casa
James Brown tenía 4 o 5 años cuando su madre finalmente decide empezar a trabajar como costurera en Brooklyn, New York. Su padre, que tanto apego aseguraba tener por su hijo, deja entonces a James Brown al cuidado de su tía Honey, que regentaba un prostíbulo en Augusta. Tener un pie en la iglesia y otro en el prostíbulo, le permitió reconocer otros rostros como el suyo, comunes a los dos locales. Había entonces una extraña liberalidad por parte del gobierno en relación a los prostíbulos en los Estados Unidos de América. Grace Peixoto, por ejemplo, regentaba uno de los más lujosos en South Carolina. Su padre había servido en las sinagogas de St. Thomas o Charleston y cuando ella misma muere, la procesión de su funeral se convierte en la segunda más larga de la historia de Charleston. Los hombres, eso sí, enviaban para honrarla carros vacíos que les permitían mantener el anonimato. La prostitución no estaba tan profesionalizada entonces y, para muchas mujeres relegadas a ser amas de casa, constituía una manera de obtener dinero de forma rápida. /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "La fe, el esfuerzo y el maltrato de James Brown" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/james–brown
http://dlvr.it/SwqyvX
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