A finales de los años cincuenta se agudizan las normas de censura de la prensa infantil

El prototipo de bondad de los tebeos de Bruguera es sin lugar a dudas el Gordito Relleno. El más afable de todos, apacible, amable y siempre dispuesto a ayudar. Sus historias consisten sin embargo en cómo las mejores acciones producen los mayores desastres. Un poco como Buñuel, representa el lado oscuro de la caridad humana. Lo mismo le pasa a Zipi y Zape. Su noble actitud contrasta siempre con la forma como se complican todas las cosas, produciendo el caos, que hace que reciban los más crueles y desproporcionados castigos. La ficción nos muestra así personajes como nosotros, que con las mejores intenciones hacen de su vida una ruina. Como decía Renoir, todos tenemos nuestras razones. La cuestión es que por buenas que sean nuestras motivaciones, causamos las mayores desgracias a todos los que nos rodean. La Biblia en ese sentido nos da un cuadro realista del hombre. No lo presenta como ese ser maravilloso que todos pensamos ser, sino como una criatura llena de contradicciones. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "TBO: Cuando los cómics se llamaban tebeos" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/tbo


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