En la entrevista de promoción que le hizo Bill Flanagan, el periodista observa que su manera de cantar Oh, pueblecito de Belén, es como si fuera de un verdadero creyente. La comentada respuesta de Dylan fue: Bueno, es que soy un verdadero creyente.
Aunque no pudo mantener el contacto con ella, su hermana Carla dice que le llamó un día a mediados de los ochenta, porque se sentía todavía "terriblemente mal por las cosas que había hecho". Aparte de sus continuas infidelidades con Joan Baez, ella cometió un aborto, cuando estaba embarazada de un hijo suyo, e incluso se intentó quitar la vida, abriendo la llave del gas en el apartamento de Bob, cuando apareció en el festival de Newport con la famosa cantante de origen mexicano. Incluso le pidió la mano de su hija Mavis al patriarca de la familia de cantantes góspel The Staple Singers, que también rechazó su proposición. Baez no tarda en descubrir que Dylan, aunque ha escrito canciones que se convirtieron en himnos de la lucha por los derechos civiles y el movimiento pacifista, no era tan militante como ella. Juntos cantaron en la Marcha sobre Washington en 1963, al lado de Martin Luther King, pero él nunca quiso hacer una canción protesta. Su verdadero interés, de hecho, estaba en la tradición de la música folk –sobre todo el blues–, los poemas simbolistas franceses –más incluso que los poetas beat, que tanto le admiraban, como Ginsberg–, pero sobre todo la Biblia. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El amor perdido de Bob Dylan" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/bob–dylan–ii
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