Espartaco es la única película sobre la que no tuvo control total Kubrick y le hizo vincularse más a los aspectos administrativos para cuidar su independencia

Como suele ser habitual en la izquierda, siempre tan dividida, Fast y Trumbo serían camaradas, pero estaban enfrentados. El autor del libro creía que el guionista era un comunista de salón y Trumbo creía que Fast era un fanático, además del peor escritor del mundo. Lo cierto es que la película elimina discursos interminables y episodios tan truculentos como que los romanos vendieran los cadáveres de los rebeldes para hacer salchichas, después de ser crucificados. Como tantos judíos norteamericanos, Kubrick tampoco tenía problemas con la ideología de Fast o Trumbo, pero hay una sutilidad en la historia, que hoy se ha perdido. No es un panfleto. Ahora cuando se quiere tratar un tema, se aborda directamente, como en la propaganda. Ya nadie entiende la ironía o el doble sentido. Todo se reduce a la simpleza de una frase de Twitter, que despierte discusiones absurdas, que lo único que evidencian es nuestra incapacidad lectora. Como ocurre a menudo, hay proyectos que nacen paralelamente. Uno pensaría que uno es copia del otro, pero como tantas veces demuestran los juicios por plagio, son iniciativas que aparecen al mismo tiempo, sin relación directa, la una con la otra. Así United Artists quería lanzar una película titulada Los gladiadores, basada en otro escritor judío comunista, Arthur Koestler, adaptado por otro guionista y director represaliados por la caza de brujas, como eran Abraham Polonsky y Martin Ritt. El protagonista iba a ser Yul Brynner, que cuando el proyecto se abandona, hace Los siete magníficos. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El afán de libertad de Kubrick" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/el–afan–de–libertad–de–kubrick


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