El universo perfecto de Wanda produce en el espectador el miedo inherente que acompaña a la muerte

Como bien dice Saul Austerlitz en su enciclopédico trabajo "Sitcom: A History in 24 Episodes from I Love Lucy to Community" (Chicago Press, 2014), "la sitcom es preservación del equilibrio; volver al orden establecido, el eterno retorno". Todo ello tiene que ver, por supuesto, con el conformismo estadounidense que aparece tras la Segunda Guerra Mundial, en el que nadie quiere recordar los traumas de la guerra y donde los cambios en la economía, acompañados de la necesidad de estabilidad, dan lugar por primera vez en la historia a la llamada "familia modelo" que hoy muchos consideran casi veterotestamentaria ¡cuando no existe ni una sola familia así en todo el relato bíblico! Aunque el germen de las sitcoms nace en el contexto radiofónico antes de los cincuenta, son las series pioneras de la televisión como "I love Lucy" (1951), "The Dick Van Dyke Show" (1961) o "Bewitched" ("Embrujada" en España, 1964), las que dan forma definitiva a la identidad de las sitcoms: una familia nuclear en los suburbios, vecinos adorables, problemas risibles y la satisfacción de que nada cambia en realidad. Es por eso que WandaVision se nos presenta como un atractivo homenaje a la sitcom estadounidense, sobre todo para aquellos de nosotros que crecimos como Wanda, con la televisión americana como niñera o un miembro más de la familia. /// Dani Sazo nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "WandaVision, fuerte como la muerte es el amor" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/wandavision


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