Franco Battiarto logra la admiración de un público intelectual e inquieto en 1979
En esto como en todo, Battiato era singular, inconformista e impredecible. Los que le conocimos en los años 80, no sabemos más que de un aspecto de su obra, que es algo inabarcable y poliédrica. Hizo de todo, desde música clásica a composiciones de vanguardia en los 70. Había sido cantante melódico en los 60 y acabó haciendo ópera, después de hacerse estrella del tecno–pop en los 80, pero todo con un sello personal inconfundible. La ahora también fallecida Paloma Chamorro le definió una vez como "un artista del sur dado al orientalismo, inmerso en una especie de sincretismo religioso, al que le gusta proceder por símbolos y alegorías". Battiato era raro como él solo. A mí me caía bien. Me llamaba la atención su aspecto imperturbable, su fina ironía, encanto personal e inteligentes comentarios. Hacía una música de enorme lirismo, llena de textos con inmensa fuerza poética. El aspecto ascético de aire medio eremita que cultivaba, te podía llevar a confusión, puesto que decía: "me gusta mucho el sexo, para hacer una vida monacal". Su imagen de antidivo estaba muy cuidada, pero no casaba mucho con sus mastodónticas ventas y la popularidad con la que llenaba campos de fútbol en los 80, como excéntrico cantante pop con sintetizadores. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El misticismo de Battiato" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/franco–battiato
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