Lo secular y lo espiritual, lo sagrado y lo profano, se reúnen en esta meditación final llena de quietud y gracia, tristeza y vida

Esta Palabra no es sólo Dios, sino que es Dios con Dios. Al hacerse hombre, no deja de ser quién era. Continúa siendo Dios. Se hizo esclavo (Filipenses 2:7) –como en la canción de Cohen–, al tomar y asumir la naturaleza humana. Al hacerse hombre, se hizo carne. Por lo que la humanidad no está unida a Cristo como una máscara, un vestido o un miembro artificial. Tiene un cuerpo humano. No es una ilusión, sino algo real y tangible. Así­ sufrió hambre y sed, cansancio y dolor, rechazo y humillación, agoní­a y muerte. Cristo conoce la experiencia de la que habla Cohen en este disco. él también murió. Cuando la Palabra se hizo hombre, conoció, temió y probó la muerte (Hebreos 2:9). Estuvo así­ entre nosotros, pero no nosotros con él. Todos le dejaron, incluso el Padre – "Dios mí­o, Dios mí­o, ¿por qué me has abandonado?" –. Estuvo entre nosotros sin Dios, "para llevarnos a Dios". ¡Eso sí­ que será una vuelta a Casa! /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Leonard Cohen (II): Las viejas ideas de Cohen" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/leonard–cohen–ii


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