El autor rechazó dos ofertas de llevarlo al cine. Una tan avanzada, que alguien de la productora se presentó en su cabaña de Montana con un contrato listo para firmar, que despidió diciendo que en el Oeste, lo despacharía a tiros, dejándolo de cebo para
Maclean recuerda que su hermano rechazaba siempre cualquier ofrecimiento de ayuda. El escritor lucha con la frustración de "cómo ayudar a alguien cercano, de quien piensa que necesita ayuda, aunque el otro no piense así". No comprende a su hermano, pero quiere ayudarle, ser "salvador de su hermano", en lenguaje bíblico. Desde el principio de la Escritura, con la historia de Caín y Abel, entendemos que uno es "guardián de su hermano" (Génesis 4:9). El problema es que, como el hijo mayor de la parábola de Jesús, cuando hablamos al Padre, consideramos a nuestro hermano perdido como si no fuera siquiera nuestro hermano –"ese hijo tuyo que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas" (Lucas 15:30) –. El hijo pródigo tiene un fariseo como hermano. Tristemente, la Iglesia está llena también de hermanos mayores. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El misterio de El río de la vida de Norman Maclean" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/norman–maclean
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