Nos preguntamos cómo podemos seguir siendo seres humanos en los momentos en que somos más susceptibles de transformarnos en bestias
No hay relación posible en el ámbito humano que pueda igualarse a la aceptación que experimentamos en Jesucristo. No es que Jesús justifique el pecado, lo que hace es perdonarlo. Nuestra compasión no será la que conmueva a las personas, ni nuestra mano la que las guíe. Cristo es el verdadero Pastor, cuya voz rompe nuestro silencio culpable. La vida que viene de su Espíritu es la que nos llevará a amar, como él nos amó primero. Hasta el final (Juan 13:1). Sus ovejas –como la juventud perdida de estas películas–, andan descarriadas (Isaías 53:6), hasta que oyen su voz. Le siguen, al reconocer en él al buen Pastor (Juan 10:4), que nos guía por el camino que él mismo ha recorrido. Nos lleva entonces de la mano, mientras seguimos sus pisadas (1 Pedro 2:21). Su presencia nos da seguridad y aliento. Su voz rompe el silencio de toda culpabilidad y falsa confianza. Entendemos entonces que el amor que ha creado todas las cosas, ha vencido en Cristo Jesús y sostiene este universo bajo su Trono de Gracia, que hace que "el hombre no esté acabado" –como dicen los autores de El silencio de Lorna–. Porque en Cristo siempre hay esperanza. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El silencio culpable de Lorna según Luc y Jean–Pierre Dardenne" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/luc–y–jean–pierre–dardenne
http://dlvr.it/T3QKj1
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