Una maestra de secundaria le descubre el mundo del arte a Francis Schaeffer y básicamente por su cuenta empieza a leer la Biblia

Lo que ocurre es que su cristianismo era experimental. Era un hombre de oración, pero sobre todo buscaba una autenticidad que hací­a que tuviera una completa aversión a la superespiritualidad que asola el mundo evangélico. Este es uno de los aspectos "proféticos", que decí­a José Grau –tal vez su principal introductor en el mundo hispano– tiene la obra de Schaeffer. Y quizás una de las "asignaturas pendientes" –por seguir utilizando la terminologí­a de Grau– todaví­a hoy del cristianismo evangélico evangélico más conservador, tan pietista e inhumano, ahora como entonces. Para otros, sin embargo, Schaeffer es demasiado conservador. Muchos le describí­an en cí­rculos liberales como "el gurú del fundamentalismo". Lo de gurú vení­a por su conexión con el ambiente hippie de finales de los 60 y principios de los 70, pero también por la extravagancia, no sólo de su atuendo tirolés, sino de su carácter personal en un mundillo tan convencional como el del protestantismo evangélico, donde los predicadores siguen vistiendo de traje y utilizando el mismo lenguaje piadoso durante siglos. Lo sorprendente para el mundo liberal, es que su mensaje siguiera siendo tan "fundamentalista". Y es lo que fue. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "La búsqueda de la autenticidad de Francis Schaeffer" de la serie "Francis Schaeffer" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/francis–schaeffer


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