El personaje de Robin Wright oculta bajo una gélida coraza a un ser quebradizo y frustrado, que para mayor ironía, preside una organización humanitaria de ayuda al tercer mundo.

En su versión original, la serie inglesa habla de un polí­tico conservador del mismo partido que el autor que escribió los libros –Michael Dobbs, cuyo personaje es interpretado por el ahora fallecido, Ian Richardson–. Mientras que el protagonista de la serie norteamericana es del Partido Demócrata, como el de "El ala oeste de la Casa Blanca" –aunque "House of Cards" esté más cerca de la oscuridad de "Boss" –. Como en la vida real, lo de menos es el partido al que pertenecen. Todos son igual de ambiciosos y manipuladores. Lo que vemos aquí­, son las alcantarillas del poder, lo que hay detrás de la imagen pulcra y ejemplificadora de nuestros gobernantes. Es más, como en la polí­tica real, los mayores enemigos están dentro de tu propio partido. Todos son traiciones y venganzas. Su ambición es tan corrosiva, que a lo único que se dedican es a poner trampas y zancadillas, a todo el que intente levantar cabeza, al lado suyo. Y lo más curioso es que el que más poder tiene, no es el presidente, sino aquellos en torno suyo, que manejan los hilos en las sombras. Por eso, la aspiración de un congresista como Underwood, no es ser presidente, sino secretario de estado, o como mucho, vicepresidente. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "House of Cards: El hambre de poder" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/house–of–cards–el–hambre–de–poder


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