Ed Clowney

La segunda ocasión que escuchó Keller a Clowney fue en un retiro de fin de semana con estudiantes de la universidad de Bucknell. Como solía hacer Lloyd–Jones –el predicador galés al que Clowney invitó a venir de Londres, para iniciar el periodo en que fue presidente del seminario de Westminster en 1969–, el profesor se proponía hacer nada menos que cinco largas exposiciones sobre sólo dos versículos de la Primera Epístola de Pedro. Tim creía que nadie iba a querer venir a escucharle hablar sobre la Iglesia, pero fueron veinte estudiantes y una chica profesó haber encontrado la fe en ese encuentro. La fuerte conexión que tenía Keller con Clowney viene también por su carácter. Los dos eran más bien callados, algo tímidos e introvertidos. Carecían de la personalidad exuberante que tanto atrae al americano medio, pero su impacto era mucho más profundo. Los dos eran excepcionales en la conversación personal. No llamaban la atención a sí mismos, sino que mostraban realmente interés por ti. Su modestia no era falsa. Eran verdaderamente humildes, pero de mucho ánimo. Clowney oraba por ti, como hacía Stott por todos los que conocía. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El maestro de Tim Keller" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/ed–clowney


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