El gremio The Guild of St. Joseph and St. Dominic elaboraba su propia comida, cantaba sus himnos a dos voces y construía una robusta clientela
Eric Gill atrajo sobre sí mismo la atención de muchos otros al criticar el negocio creado alrededor de la Primera Guerra Mundial y lo hacía cómo no con una personal re–interpretación del bíblico episodio en el que Jesús echa a los vendedores del templo. Lo que pasa es que al mismo tiempo Eric Gill se estaba aprovechando del enorme incremento de pedidos que iba atendiendo en la producción de inscripciones para las tumbas de los soldados que morían. La producción era igualmente en grandes cantidades, aprovechando el conflicto bélico, con la diferencia de que, claro, era una producción artesanal. ¿Qué es lo que puede llevarnos a querer engañar a los demás? ¿no son nuestros propios intereses? No menos de cuatro biografías se habían publicado ya cuando Fiona MacCarthy, especializada en el arte de esa misma época para The Guardian, analizó su monumental diario personal y sacó a la luz todo lo que él y sus amigos habían ocultado. Fiona MacCarthy lo expresaba en sus propias palabras diciendo: "Mostraba un talento inusual promocionando los argumentos que encajaban con sus propósitos, para conseguir la teoría que le diese licencia de hacer lo que realmente quería hacer en cualquier caso". /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "La caída en desgracia de Eric Gill" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/eric–gill
http://dlvr.it/T9xMrJ
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