El pub de reunión de los Inklings
En su autobiografía, Lewis cuenta que "a principios de 1927 era el más convencido de los ateos". Hasta que un día se encontró que "las pruebas de la historicidad de los Evangelios eran sorprendentemente buenas". Es entonces cuando "Aquel a quien temía profundamente, cayó al final sobre mí" –dice Lewis, cautivado por la alegría–. La verdad es que "nunca tuve la experiencia de buscar a Dios" –escribió en su libro sobre los Milagros–, ya que "fue exactamente a la inversa, Él fue el cazador (o eso me pareció) y yo el venado". Se sintió como "acechado" por "un piel roja", que "apuntó infaliblemente y disparó". Por lo que "hacia la festividad de la Trinidad de 1929 cedí y admití que Dios era Dios y, de rodillas oré". Por eso cree que "quizá fuera, aquella noche, el converso más desalentado y remiso de toda Inglaterra". Sorprende que estas emocionantes palabras correspondan a su conversión al teísmo, no al cristianismo. Ya que Lewis creía que no era cristiano todavía. El veía el Evangelio como el mito del "Dios que moría" y no podía creer en una vida futura. Pero dos años después se encontró con la Persona de Cristo de una forma tan real, como poco dramática. Cuando iba en un autobús al zoo de Whipsnade una mañana (Lewis era un gran amante de los animales), "al salir no creía que Jesucristo fuera el Hijo de Dios, y cuando llegó al zoológico, sí"" /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El redescubrimiento del gran escritor C.S. Lewis" de la serie "C.S. Lewis" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/cs–lewis–parte–1
http://dlvr.it/T96qvS
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