En El arrendatario de Wilfeld Hall, Anne Bronte convierte los sentimientos de su hermano en el enamoramiento de su personaje por una viuda, que resulta estar separada de un marido de vida disipada, al que intenta redimir antes de su muerte.
Las decepciones sentimentales suelen ser muy grandes, porque el amor romántico tiene un enorme poder en el corazón y la imaginación humana. Llega a dominar de tal forma nuestra vida, que se convierte en una droga, para intentar escapar de la realidad –como sin duda quería hacer Branwell–. Nuestros temores y vacio interior, lo convierten en un narcótico, que nos lleva a tomar decisiones necias y destructivas. Después de haber sido engañado por su tío, Jacob acepta sin embargo trabajar otros siete años para tener a Raquel. Ya que no quería simplemente una esposa, sino alguien que le salvara. La quería y necesitaba tanto, que oía y veía, lo que quería oír y ver. Su idolatría produjo una inmensa miseria en la familia. Adoró y favoreció a los hijos de Raquel –frente a los de Lea–, amargando a todos sus hijos. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El infierno de Branwell Brontë" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/branwell–bronte
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